Una frase pronunciada por Lewis Hamilton tras ganar el Gran Premio de China resume el momento que vive la F1 actual: “Me pareció que corría solo”.
Es que el piloto británico volvió a vivir un fin de semana perfecto en el gigante asiático, pues ganó la prueba partiendo desde la ‘pole position’ y sumó su tercer triunfo consecutivo en el campeonato.
Además, cruzó la línea de meta 18 segundos antes que su compañero de equipo Nico Rosberg y con casi 24 de ventaja sobre Fernando Alonso, el tercer clasificado.
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Las cuatro victorias de Mercedes en igual número de carreras de la temporada 2014 son una clara muestra de su amplia superioridad sobre sus rivales en el desarrollo del chasís, motor, aerodinámica y electrónica, pero también evocan los no muy agradables recuerdos de una F1 dominada por un único equipo, como en el 2011 y 2013.
Indudablemente, Mercedes se merece los resultados que está obteniendo por ser el equipo que mejor interpretó los drásticos cambios introducidos al reglamento técnico en esta temporada. No obstante, el hecho de que las emociones de la competición vuelvan a trasladarse del tercer lugar hacia abajo no es lo más deseable por parte de los aficionados.
Si bien el Ferrari de Alonso y el Red Bull de Ricciardo se mostraron consistentes y capaces de brindar un buen espectáculo, evidenciando las mejoras que ambos equipos han experimentado en las últimas semanas, aún están muy lejos de tener las condiciones necesarias para amenazar la supremacía de las ‘flechas de plata’.
A los de Maranello parece haberles caído bien el reemplazo de Stefano Domenicalli por parte de Marco Mattiacci, su nuevo jefe de equipo, mientras que Adrian Newey aún no da con la clave para potenciar al monoplaza de Sebastian Vettel. La ronda europea pudiera ser decisiva en la pugna.