Sebastián Guayasamín, líder del equipo Ecuador Dakar, habla sobre su participación en esa prueba
En su segunda aventura en el Rally Dakar, el equipo ecuatoriano puso fin a su participación en la etapa 5, con lo cual cumplió una más que en el 2014.
Sebastián Guayasamín, piloto y líder de la escudería, habló con CARBURANDO sobre los motivos de su abandono y sus perspectivas para el futuro.
Con la experiencia adquirida en el 2014, el equipo asumía su participación en el Dakar 2015 de una manera diferente. ¿Cómo se dio la fase inicial de la competencia?
Si bien la etapa 1 era un prólogo de 175 km, era fundamental lograr un buen resultado para tratar de largar en una posición cómoda al día siguiente, y así evitar que muchos autos salieran delante de nosotros y nos complicaran con sus huellas. Nos encontramos con mucho tráfico, pero llegamos en el puesto 75 entre 150 autos.
En la etapa 2, toda la planificación se alteró porque la organización diseñó una especial de 600 km que fue demasiado exigente.
¿Qué problemas se presentaron en esa jornada?
Yo había manejado durante 350 kilómetros al límite del desempeño del auto, de la concentración y de mi capacidad física. Nuestro auto no tiene aire acondicionado, las altas temperaturas empezaron a afectarme y sentí síntomas de deshidratación. En un radio de 5 km debió haber cerca de 40 autos parados y el helicóptero de la organización bajó a brindar asistencia a todos los pilotos que estábamos en una situación similar.
Esperamos un par de horas hasta que disminuyera el calor para seguir manejando, porque yo estaba descompuesto. En medio del fesh fesh, un tipo de polvo muy fino que es como talco, chocamos contra un Buggy que estaba atravesado en la ruta y dañamos el radiador.
El piloto también estaba deshidratado, así que llamamos para pedir asistencia pero nos pidieron que nos quedáramos con él porque ya era de noche y el helicóptero no podía volar, y el camión de emergencia tardaría en llegar.
Estuvimos con él durante cuatro horas, hasta la 01:00. En reconocimiento a lo dura que fue la etapa, los organizadores extendieron la hora de llegada hasta las 13:00. Nosotros llegamos a las 10:00. Los mecánicos pudieron trabajar en el auto durante una hora porque a las 11:30 ya debíamos largar la etapa 3.
Todo lo que habíamos vivido el día anterior nos dejó malheridos y era difícil reponernos de algo así. En adelante, la consigna era resistir hasta donde pudiéramos.
¿Cómo afrontaron la etapa 3 con ese antecedente?
La etapa 3 también fue muy larga. Quedamos con problemas de sobrecalentamiento y de pérdida de potencia por toda la arena que entró al motor. Llegamos al campamento pasada la medianoche y, debido a los problemas de comunicación que experimentamos, mucha gente pensó que habíamos abandonado la competencia.
¿Pudieron resolver los problemas del auto?
Esa noche los mecánicos tuvieron cuatro horas para trabajar en el auto. Los problemas solo pudieron solucionarse en un 80%. Para la etapa 4 afrontábamos el cruce de la frontera con Chile. Eran cerca de 500 km de enlace, por lo que la carrera empezaba a las 15:00. Por ello, sabíamos que una buena parte se desarrollaría en la noche.
La última parte de la especial fue en el desierto y debíamos pasar por un control de paso en la cima de un cerro. En el ascenso, varios camiones se habían volcado y los vehículos que habían pasado por ahí dejaron la vía muy dañada, por lo cual era imposible pasar. Entonces fuimos a buscar una ruta alterna y encontramos a un motociclista argentino que estaba perdido.
En ese momento, recibimos una llamada de la organización pidiéndonos que lo acompañáramos hasta que llegara el vehículo de rescate. En esos casos, la organización devuelve el tiempo empleado en el rescate al equipo.
El motociclista decidió avanzar con nosotros hasta el campamento, adonde llegamos a las 04:30 después de acortar camino y saltarnos unos controles de paso. Cuando llegamos, nos enteramos de que nuestro camión de abasto se había quedado dañado en la frontera, a 600 km de distancia, así que para la etapa 5 no íbamos a tener asistencia mecánica.
Aun así, en esa etapa nos fue mejor y acabamos en el puesto 80 de la clasificación general. Pero cuando llegamos al campamento, a la medianoche, nos dijeron que habíamos sido excluidos por los way points que no pasamos en la etapa 4.
Apelamos la decisión con los argumentos a nuestro favor, pero no tuvimos acogida. El reglamento de la competencia tiene algunos vacíos porque hay aspectos que no están bien definidos y quedan al criterio de los comisarios.
¿Qué lecciones les deja lo vivido en el Dakar 2015?
Vamos a replantearnos muchas cosas y a tomar algunas medidas correctivas. El Dakar es una carrera despiadada en la que no solo se lucha contra los rivales, sino también contra el terreno, el clima y hasta contra la organización. El Dakar enseña que hay que enfrentarlo con otro espíritu y hasta con cierto egoísmo. Cada tripulación debe ver por sus propios intereses.
Trataremos de sumar otro auto al equipo porque es fundamental apoyarse entre compatriotas con el objetivo de llegar hasta el final.