Aucas, el eterno paradigma de la derrota del fútbol de Pichincha, está atravesando su momento más dulce en lustros. Lo que parecía una lucha limitada a salvar la categoría se ha convertido en una campaña que apunta nada menos que a la gran final. Aunque todavía falta mucho y es difícil sostenerse en el tiempo, el ‘Papá’ se ha convertido al menos en el equipo a tumbar por los aspirantes a la corona.
¿Qué pasó? ¿Cómo hizo Aucas para pasar de candidato al descenso a intenso protagonista del Campeonato? Dos decisiones son claves para este viraje. Aucas fue el equipo que más se reforzó para la segunda fase y trajo elementos interesantes, incluso de selección. Y también ha influido la llegada de Carlos Ischia, técnico temperamental, efusivo y ganador, aunque resistido por algunos (tanto en Boca como en el Quito le acusaron de beneficiarse de planteles ya armados por otros) que no le dan todo el mérito que merece.
Ischia, como los chinos, ha convertido problemas de Aucas en oportunidades. Hay más ataque. Más pases acertados. Más convicción de que se puede. Incluso hay más música en los camerinos. Quizás todo esto no alcance para lograr el gran objetivo, pero ‘Papá’ tiene derecho de soñar con un superclásico en la final.