Esta población kichwa dejó de lado la cacería, como una forma de vida, para trabajar y fomentar su cultura con el turismo comunitario
La magia de la naturaleza se vive de una forma única en la Amazonía ecuatoriana. Olores, colores, sonidos y una gran diversidad de paisajes y vida silvestre se pueden experimentar en esta parte del país.
Una de las zonas más ricas y diversas es el Parque Nacional Yasuní, ubicado a 250 kilómetros al sureste de Quito. En este sitio existe un lugar especial, habitado por la comunidad kichwa Añangu.
Los miembros de este colectivo se organizaron hace 18 años para crear el Napo Wildlife Center, un ‘lodge’ que buscaba convertirse en sustento económico, de mano del turismo comunitario. Sin embargo, gracias al apoyo de la empresa privada, este lugar se consolidó como uno de los eco-hoteles
más importantes y lujosos del Ecuador y del mundo.
Para los amantes de la aventura y la naturaleza, este lodge es el sitio ideal para dejarse perder en un entorno lleno de vida y sensaciones.
Entre la oferta turística que se ofrece en el centro se destacan los paseos guiados por senderos, para la observación de fauna y flora. Nativos de la comunidad Añangu y de otros asentamientos kichwas son los encargados de llevar por estos rincones a los visitantes.
Durante un recorrido, a cualquier hora del día, se pueden observar monos ardillas, loros, caimanes, anacondas, etc. Se estima que existen 2 274 especies de árboles y arbustos, 630 especies de aves, 382 especies de peces de agua dulce, 169 especies de mamíferos, 141 de anfibios y 121 de reptiles.
Los viajeros también tienen la posibilidad de conocer de cerca la cultura, tradiciones y forma de vida diaria de las poblaciones autóctonas. En el Centro de Interpretación también se organizan visitas para explorar los bailes típicos y cantos tradicionales de la comunidad.