Un grupo de 18 pilotos de Pichincha tiene mucho ajetreo los fines se semana. En esos días, estos corredores revisan motores, llantas, embragues y frenos de sus autos y, además, chequean mapas y recorridos de carreteras de segundo orden.
Los pilotos se preocupan mucho de la preparación previa para evitar contratiempos durante las pruebas del sábado y domingo del Campeonato Nacional de Rally y de la Copa Pichincha, torneo de la localidad que tiene seis válidas en el año y pasa por rutas de tierra, asfalto y lastre de San Antonio de Pichincha, Nono, Calacalí, Tocachi… La Copa Pichincha es unas de las más apreciadas por este grupo de pilotos porque -aseguran- pasa inadvertida por el movimiento tuerca del país. La primera válida del certamen se inició el 16 de febrero en San Antonio de Pichincha y la última se realizará el 14 de diciembre en el mismo lugar.
Estas carreras son un espacio para que los corredores se reúnan con sus amigos e incluso con sus familiares. Un ejemplo son los hermanos Pablo y Santiago Zárate, quienes corren en un jeep, un auto encuadrado en una de las categorías de la Copa Pichincha.
Pablo, de 31 años, es el piloto. Mientras que su hermano, de 27, es el copiloto de un auto Vitara que cuenta con un motor de 1 600 cm³, 16 válvulas y con protecciones en los asientos. En este jeep, que fue adquirido en USD 20 000 el año pasado, los Zárate cumplen sus desafíos de llegar primeros a las metas dispuestas por los organizadores del certamen.
Los hermanos se unieron para competir desde hace tres años y, por esto, conocen cuáles son las rutas más complicadas en Pichincha y en otras provincias del país. También saben que deben tomar precauciones para evitar contratiempos como el que sufrieron la primera vez que se unieron para competir en una prueba automovilística, en el 2010.
Ese año, decidieron correr en el Provincial de Rally de Cotopaxi con el propósito de adquirir experiencia y probar su nivel para rodar en las carreteras. Santiago recuerda que, durante el trayecto, debían acelerar en un cruce de asfalto durante una curva. Pero su maniobra no dio resultado y el auto se volcó.
Por eso, tomaron en cuenta que la preparación previa y el conocimiento de la ruta son claves para sortear obstáculos y terminar sin contratiempos durante una prueba. Con ese tipo de experiencias mejoraron en la conducción. El año pasado, por ejemplo, se aventuraron a correr con la ayuda de un GPS en el Rally Baja Manabí que contempló 350 kilómetros de recorrido. En esa prueba culminaron segundos de entre 60 participantes en jeeps. También hubo 200 pilotos de motos y cuadrones en la carrera manabita.
Eso sí, ellos y otros pilotos reconocen que debe existir una preparación física para tomar el volante en pruebas de rally. Los Zárate, por ejemplo, practican bicicleta unos tres días a la semana. Su meta es ganar la Copa Pichincha y llegar en buenas condiciones a la Vuelta a la República de este año en la que competirán por primera ocasión.
Otros pilotos coinciden en que la preparación física es vital. Uno de ellos es Mauricio Moreno, ganador de la primera válida de la Copa Pichincha en la categoría N con autos de más de 2050 cc. Él, junto a sus colegas, forman el movimiento automovilístico de Pichincha. Para ellos, esta competencia no tiene difusión y, ahora, su desafío es participar en el giro nacional que se volverá a realizar luego de tres años en Ecuador.