La estufa Pellet, de Amesti, tiene codos y ductos de control de temperatura. Foto: cortesía Amesti
No es un secreto para nadie. El clima quiteño es una incógnita constante y más cuando el invierno llega para inundar las calles y llenar de frío a sus habitantes y los inmuebles donde residen.
¿Cómo hacer para paliar en algo ese frío que cala los huesos y convierte a las viviendas en unas tumbas?
Pues… la tecnología constructiva tiene un arsenal completo de materiales y accesorios creados para este fin.
Estos van desde objetos tan sencillos como los burletes (que se colocan debajo de las puertas para que no pase el agua ni el frío), hasta la lana mineral o de roca, un producto sintético que se coloca entre las mamposterías -y en algunos accesorios como las chimeneas de leña- para optimizar el microclima interior de los ambientes y estancias.
Las chimeneas eléctricas, como este modelo de Home Vega, son anticontaminantes y sencillas de utilizar. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO
De hecho, explica el arquitecto Fernando Hinojosa, existen materiales que son idóneos para ser colocados en sitios templados y fríos como la madera, el gypsum (elaborado con yeso) o mamposterías que tienen como componente el poliestireno expandido, como los paneles de Panecoms u Hormi2, que son fabricados con planchas de poliestireno expandido reforzado con mallas electrosoldadas.
Para varios arquitectos, un material tan simple como los ladrillos huecos son los mejores aislantes de temperaturas que existen. ¿La razón? El aire frío o caliente tarda más en atravesar las paredes que cuando se trata de una obra compacta. A través de esos huecos o celdillas se consigue un eficaz aislamiento.
Las láminas asfálticas se colocan antes de las tiras que sostienen las tejas y protegen de la humedad (Imptek). Foto: Víctor Vizuete / EL COMERCIO
Claro, explica Germánico Padilla, coordinador de Marketing de Pintulac, el piso de madera debe estar totalmente impermeabilizado para que sea plenamente eficaz.
De hecho, existe en el mercado nacional un producto que es una especie de ‘pad’, que funciona con electricidad, se coloca debajo de los pisos y sirve para calentarlos a la temperatura deseada.
Los aislantes térmicos también son, por lo general, acústicos. Es es el caso, por ejemplo del Aislantek de Imptek. Este producto, explica Santiago Prado, técnico de esta empresa, es un poliuretano de alta densidad que se coloca en mamposterías y tabiques interiores, como si fueran paredes. Estas planchas se forran de gypsum o cualquier otro acabado para su presentación estética final.
Tres materiales ideales para proteger del frío: piso de madera, chimenea y alfombra (Experpisos).Foto: cortesía de Experpisos
Otros productos ideales para este trabajo son las lonas plásticas, especialmente cuando se trata de proteger las paredes frente a la humedad. Estas lonas se introducen dentro de la pared ya construida.
La lana de roca o mineral también es idónea para regular la temperatura ambiente de los interiores de las casas.
Consiste en finas fibras minerales muy elásticas y esponjosas. No despide humos ni gases tóxicos, no es corrosiva, no despide olores, no es hábitat para bacterias y hongos y resiste una temperatura de operación de 750°C, explica Jéssica Benavides, asistente administrativa y financiera de Acimco.
Los burletes impiden el ingreso del agua y del frío desde el exterior. Foto: www.hogarmania.com
Eso en cuanto a pisos y paredes. Para las cubiertas -sean de teja clásica o losas de hormigón- también hay materiales efectivos para su aislamiento e impermeabilización.
Las láminas asfálticas son muy utilizadas en estos casos. Se colocan sobre el cielo raso y antes de las tiras de madera, que sostienen las mencionadas tejas, explica Prado.
En cuanto a los accesorios, las chimeneas, estufas y cocinas se llevan el protagonismo. Los calefactores, también.
En cuanto a chimeneas, hay una gran variedad. Las hay de leña, de etanol y eléctricas.
Las chimeneas y estufas de leña, explica Edwin Barba, gerente general de Amesti, no dejan salir el humo porque están conectadas a ductos de acero inoxidable.
Accesorios como el gorro y el embudillo permiten que el calor sea ordenado y se pueda controlar y regular desde la misma estufa.
En cuanto a los calefactores, ahora se utilizan eléctricos, funcionan con 220 voltios monofásicos, explica Padilla. Tienen control vía Bluetooth. Con una aplicación en el celular usted puede controla el encendido, la temperatura, el apagado.