El armazón de las viviendas está compuesta en un 80% por caña guadúa, bambú y también pambil. Foto: Juan Carlos Pérez para Construir.
La proximidad de los bosques tsáchilas con las comunas de esta etnia alienta a más nativos a emprender en nuevas construcciones y remodelaciones.
Las viviendas, centros turísticos y espacios ceremoniales cada día se mejoran gracias a esta iniciativa que tiene como objetivo mostrar las nuevas y antiguas técnicas de la construcción ancestral.Según la Gobernación tsáchila, se trata de una campaña que se desarrolla en las siete comunas para mejorar la imagen y el ornato de los caseríos.
Bajo ese concepto, actualmente se trabaja en las mejoras y reemplazo de un 80% de las antiguas construcciones, señala el gobernador de la nacionalidad, Javier Aguavil.
“No se trata de demoler un inmueble por cuestión de gusto o estética, sino porque tenemos viviendas y construcciones que superan los 50 y 100 años de existencia”, comenta.
Pero los materiales que se desmotan no se desechan, sino que pasan a cumplir una función distinta, por ejemplo, para elaborar nuevas marimbas.
De esa forma se observan que los viejos troncos de pambil se emplean para elaborar las teclas y los palos que ayudan a entonar ese instrumento.
Lo que no se logra reutilizarse definitivamente es la paja toquilla, que debido al exceso de humedad y la exposición continua al sol se debe desechar.
José Aguavil está próximo a estrenar una casa de diseño cuadrangular.
Él prefirió utilizar un 80% de caña guadúa fresca y bambú para levantar la estructura en la comuna El Poste, ubicada en el baipás Chone-Quevedo.
La vivienda es de 40 m² y se edifica en un terreno que anteriormente utilizó para dar alojamiento a los turistas.
Los tsáchilas tienen en sus parcelas extensas plantaciones de caña guadúa, lo cual les facilita realizar nuevas construcciones y remodelar las existentes en sus siete comunas.
El producto que aprovecha para su nuevo inmueble lo tiene a la mano y solo basta sacar el machete o la motosierra para avanzar con su proyecto, dice, mientras corta la caña.
Budy Calazacón desarrolla el proyecto de Chozas Luna en unos terrenos de la comuna Chigüilpe, en la vía a Quevedo.
Cuenta que hay turistas nacionales y extranjeros que se interesan por ser parte de estas nuevas construcciones.
Así, por ejemplo, él les enseña los secretos para la poda de la paja toquilla y de la caña.
También, les permite que se involucren en el montaje.
Javier Delgado, de la promotora turística Ecuallur, comenta que en este mes se dio una fuerte demanda de turistas de Alemania que se interesaron por conocer los procesos para edificar viviendas ancestrales.
Ellos se enteraron de esta iniciativa por la difusión que Budy Calazacón lanzó en sus redes sociales.
Para avanzar con las construcciones los tsáchilas deben seguir los principios de su cosmovisión y no descuidar las costumbres de sus ancestros. Deben cortar la paja toquilla, el pambil y la caña bajo una noche de Luna llena.
Calazacón agrega que es una forma de garantizar los años de vida de los materiales, pese a que soportan los diferentes cambios climáticos que se dan en sus territorios.
“La mayor parte del tiempo pasa nublado y eso ayuda a que los productos que no siguieron los mandamientos de nuestros antepasados se deterioren con facilidad”, asegura.
En cada familia tsáchila se construye o remodela un promedio de dos a tres viviendas o centros de rituales.