Diego del Castillo en el porche de su casa, el lugar favorito de la familia. Allí se escucha el río y a los colibríes. Fotos: julio Estrella / CONSTRUIR.
El movimiento del agua del río Chiche y el canto de los colibríes se escuchan en medio de un ambiente de tranquilidad. Hay árboles alrededor y amplios espacios verdes.
Rodeada de ese entorno se encuentra la casa que Diego del Castillo H. diseñó y construyó hace 10 años.
Se trata de una vivienda pensada en el entorno en el que se encuentra y proyectada hacia el futuro. En ella convive un diseño campestre con un estilo moderno, que la mantiene vigente hasta hoy.
Según Diego del Castillo, se trata de un diseño que cubre las necesidades de la familia.A partir de ello, se pensó en el entorno campestre de Tumbaco, caracterizado por su abundante vegetación, ideal para una vivienda de materiales mixtos como la madera de eucalipto y la piedra como elementos fuertes de la propuesta arquitectónica.
Desde adentro, este arquitecto quiso generar un ambiente abierto, con espacios integrados, especialmente en las áreas sociales. Esto, como parte de su personalidad, que es extrovertida, comenta.
La sala y el comedor están integrados en un ambiente.
Las áreas íntimas, en cambio, están un tanto aisladas de la idea de integración, en la planta alta de la casa.
Pese a este claro concepto de arquitectura, Del Castillo considera que su casa aún no está del todo terminada. Por eso, puede someterse a renovaciones o cambios constantes sin problema alguno.
La vinculación con los espacios verdes que están en el exterior es una bondad de esta vivienda de 330 metros cuadrados de construcción.
El arquitecto cuenta que los sitios verdes también fueron trabajados como parte del diseño integral de la casa, que se encuentra rodeada de árboles que sembró junto a su familia.
“Además de ser una manera de vivir, es una forma de expresar lo que somos”.
Al ingreso, desde el recibidor se pasa hacia la sala y el comedor, que está anexo a la cocina. Desde cualquiera de esos sitios se llega hacia el porche, el sitio favorito de la familia, en el que comparten gratos y cómodos momentos.
La madera se destaca como un elemento campestre.
Un instante en este espacio basta para disfrutar de la ubicación de la casa, al borde del chaquiñán. Allí se escucha el sonido del río y el canto de las aves, a las que se puede ver en vuelo desde el balcón.
Esta es una estancia amplia y con espacios distribuidos para diferentes actividades, desde donde se observa el patio verde, en la parte baja.
En esta casa, la modernidad se conjuga a la perfección con el entorno natural por varios detalles relacionados con la arquitectura y el diseño.
La madera se conjuga en el interior con los acabados pulcros: paredes blancas y estancias abiertas lo permiten. También contribuye el ingreso de luz natural desde el exterior, a través de ventanales.
A eso se suma el toque que otorga el equipamiento. Muebles sencillos, de colores neutros y líneas rectas forman parte de la sala y el comedor, en el área social, desde el ingreso.
Desde las zonas sociales y la cocina se pasa al porche. Hay grandes ventanales.
Desde el patio, en el subsuelo de la casa, se ingresa al ‘basement’, donde también se puede disfrutar de la vegetación exterior al salir.
Antes de la llegada del último integrante de la familia, el estar íntimo estaba conformado por tres dormitorios, tres baños y una sala de televisión.
Esta última, precisamente, se convirtió en una habitación, lo que da cuenta de una arquitectura versátil y con capacidad de transformarse y renovarse, de acuerdo con las necesidades de la familia.