La azotea cuenta con espacio suficiente para brindar comodidad. El ambiente es iluminado y fresco. Fotos: cortesía Arquitek-ton.
Una arquitectura simple, funcional y extraordinaria también se puede plasmar en una casa frente al mar. La obra del arquitecto Santiago Baque es ejemplo de aquello.
El concepto utilizado para este diseño se basa en las características anteriormente mencionadas, aprovechando la vista que rodea al lugar.
La obra se encuentra en el pueblo de Santa Marianita, una parroquia rural de Manta. Allí habitan pescadores artesanales, en un entorno rodeado por el mar y montañas, ideal para alejarse de la ciudad, comenta Franklin Galarza, propietario de la casa.
“Es un lugar de retiro espiritual, hecha con las manos de artesanos y materiales extraídos de forma natural. Es una experiencia única de estar frente al mar”.
Baque explica que la construcción cuenta con una cimentación de plintos aislados y estructura de pórticos y vigas de madera tratada.
Desde lo alto de la casa se observa el mar. Destacan materiales como la madera.
La cubierta es de tejas cuencanas, las columnas de algarrobos, que muestran su esencia natural, sin modificaciones. Además, hay vigas, viguetas, contretes y pasamanos de moral y teca.
Los entrepisos, revestimientos y paredes son de laurel, mientras que para los remates de cubierta y tumbado se prefirió el cedro.
En los vanos de la vivienda (puertas y ventanas) se observan las bondades de la madera de seike, llevada desde la Amazonía.
Para el arquitecto, ir a esa área rural del país no significa dejar el confort y la conciencia ambiental. La edificación cuenta con paneles solares en la cubierta del lateral derecho para el calentamiento del agua.
El tratamiento de las aguas servidas negras y grises se hace por medio de un biodigestor y el reservorio de agua dulce está en una cisterna, que cuenta con sistema de bombeo hidroneumático para la vivienda, la piscina y sus áreas verdes.
En la fachada frontal están impregnadas las habilidades de los artesanos.
En el área social están la sala, el comedor, la cocina, una pequeña bodega, el baño social y una piscina interior. Estas tienen vista hacia el mar.
En el exterior hay estacionamiento para dos vehículos y un jardín que ocupa aproximadamente el 75% del área total del terreno.
En la planta alta, la casa cuenta con dos dormitorios júnior, un baño completo y un dormitorio máster con baño completo, todos con vista hacia el mar, desde balcones volados. Además, hay un área de hamacas para descansar.
Las fachadas frontales tienen transparencia visual hacia el mar, mientras que las posteriores hacia las montañas que rodean el lugar.
Este es uno de los dos dormitorios júnior. La casa también tiene un máster.
El cerramiento se hizo de piedra escollera y hormigón armado. Baque asegura que cada piedra es colocada una a una y cada paño de cerramiento tiene su forma y diseño en toda la construcción.
Uno de los aspectos más importantes de la obra, según el arquitecto, son los materiales, ya que cada espacio tiene la rúbrica de artesanos locales que trabajaron con materiales poco convencionales, que quedan a la vista.