Ha causado revuelo, malestar e indignación la visita del redentor, no obstante los rezagos y penurias económicas padecidas por una administración deficiente, en la que además primó la corrupción.
Secuelas sociales de resentimiento y confrontación provocadas deliberadamente, debilitaron el comportamiento y talante de la población.
Sin embargo, su ausencia ha provocado tranquilidad y sosiego, nos encontramos ávidos de emprendimiento y de contar con mejores días, sentimos aires de libertad y simplemente la vida nos sonríe.}
Es preciso que el polémico huésped transitorio, al menos responda ante los tribunales de justicia y al clamor ciudadano, de los desafueros y atracos cometidos en su mandato.