Es la frase que consta a la entrada del Colegio Militar Eloy Alfaro, institución de las Fuerzas Armadas, de las que el Presidente reclama ser su jefe. En mi criterio, no necesita trámite alguno, pues es inevitable que sea.
Tal vez lo que hace falta es aclarar el alcance militar del principio; ese es un problema que se olvidará en corto tiempo.
El verdadero conflicto está en la personalidad del reclamante. ¿Aplica este principio el Presidente? ¿Alguna vez ha intentado “vencerse asimismo”?
Porque a todos los demás les (nos) derrota, no importa con qué clase armas. Tengo madurez suficiente para no asombrarme de sus recursos: y, tampoco reclamarle. En política hasta se tuesta el hielo, se dice. Pero, cavilar sobre uno mismo es absolutamente diferente, pues el arma es otra: la conciencia.
Todos tenemos defecto, Rafael.
Y, le trato del nombre, porque puedo ser su padre. “Ay Pame” le tutea y para siempre, sin que proteste. Pero, la vida nos enseña a confrontarlos y superarlos, por graves que sean. Usted no tiene, que se sepa, atroces líos consigo mismo. Yo le aprecio como un joven inteligente, bien intencionado, apasionado…de carácter explosivo. Cuidado lo niegue.
¿Por qué no aprovecha estos méritos en su propio beneficio y del país que le ordenó, en la urnas, le dirija?
Reflexione, Rafael. No importa dónde ni cómo, pero reflexione. Hágase un examen interior, que no ha de ser difícil, porque conflictos de repercusión legal, no los tiene; y así lo creo.
Tome en cuenta que ninguno de sus subalternos, admiradores o damnificados jamás se atreverá a darle un consejo al respecto. Miedo? Conveniencia?
Conste que no le he faltado al respeto.