Estaba en mi trabajo un día de mayo del 2009 y recibí la noticia que debía realizarme un examen de papanicolaou, la doctora de nuestra institución, una amiga muy querida y responsable que siempre velaba por nuestra salud, casi siempre me “obligaba” a realizarme este examen. Hasta entonces me creía muy sana y con salud.
El resultado esperado llegó, y la noticia inesperada: tenía cáncer uterino, después de contarle a mi familia, quienes me dieron ánimo: mi esposo, mis hijos, mis amigos; empezó el primer paso. Acudí al Seguro Social de Riobamba, de donde me trasladaron a Quito. Necesité entonces una intervención urgente y mi familia decidió llevarme al hospital de Solca de Riobamba, me extirparon el útero y el mal al parecer desapareció temporalmente, pues luego de tres años tuve una recaída.
Acudí al Hospital del Seguro Social de Riobamba, me facilitaron inmediatamente el pase al Andrade Marín, en Quito. Un equipo eficiente de oncólogos, luego de las interconsultas que son parte del proceso, me dieron el pase a Solca para someterme a una radioterapia y braquiterapia, los costos muy elevados asumió el IESS y luego de algunos meses de tratamiento continué con el control. Con la ayuda de Dios y los excelentes galenos estoy venciendo a la enfermedad.
Estamos viendo los cambios, el servicio de salud es garantizado. En mi caso viví la presencia de oncólogos especializados y solventes en el Andrade Marín. Todos los afiliados gozamos la llegada de una tecnología de punta para nuestro tratamiento que ha permitido salvar mi vida y la de muchos, que sentimos la llegada del buen vivir.
Ánimo, amigos del gremio de la salud, gracias por su trabajo, hay un largo trecho que recorrer, y como decía un poeta: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.