Al presentar su legado ante el foro comunista de Sao Paulo, Fidel Castro propuso imponer la dictadura “por las urnas o por las malas”.
Su célebre frase “la revolución se hace ahora con otras armas” lo dejó claro. Es decir, si el camino del golpe blando no llegara a funcionar, el maestro del totalitarismo no descartó volver al plan original de implantar el dominio comunista por la fuerza bruta con todos los métodos maquiavélicos de la guerra sucia. Por eso, sus fans de la Alba han dejado de lado la retórica “democrática” una vez que empiezan a perder popularidad electoral al terminarse el dinero ajeno, que suelen repartir tan generosamente.
Los seguidores del castrismo están unidos por el credo totalitario marxista y su afán es conservar el poder vitalicio a sangre y fuego. Que nadie dude que recurrirán a la violencia cuando no les quede otro recurso.