No es coincidencia que Newton, Einstein, Szilard y muchos otros concibiesen sus descubrimientos (ojo aquí innovaciones valoradas en billones de dólares) durante el tiempo libre. Si la misión de las universidades es el desarrollo científico y tecnológico y brindar la única posibilidad de desarrollo económico; es fundamental pragmatismo sobre el equilibrio y costo entre los productos de docencia, investigación y servicios. Un profesor con 12 o más horas de docencia a la semana no tiene expectativas de desarrollar investigación y servicios. Por otro lado, 6 horas de docencia a la semana es lo que se espera en una universidad dedicada a la investigación científica y desarrollo tecnológico. Valores intermedios entre los extremos de 12 y 6 horas a la semana son un compromiso que no puede dar resolución adecuada a la calidad de todos los productos. Sin embargo, en un país como Ecuador, que enfrenta atrasos de 60 décadas en tecnología y cuya economía es incapaz de competir en el contexto de productos secundarios o terciarios, la necesidad natural es la de invertir para que dicha brecha tecnológica y principal obstáculo del desarrollo económico disminuya.