En diciembre del año pasado, la prensa nacional difundió la noticia de que el OCP Ecuador S.A., propuso al Gobierno la venta del oleoducto de crudos pesados La empresa tiene todo el derecho de hacerlo. Lo que llama la atención, es que altos funcionarios del Régimen, piensen que la oferta es buena para el país de hoy, dedicándose a estudiarla y promocionarla. Acaso no saben que el Ecuador arrastra una deuda prácticamente impagable, que hay que priorizar la inversión y por tanto no conviene adquirir este tipo de bienes concesionados, que además son adecuadamente manejados? ¿No les han contado que algún crecimiento de la economía en el año 2017, se ha dado precisamente porque este Gobierno logró un rápido endeudamiento, que Petroecuador acababa de emitir bonos y que luego emitirá más para cubrir obligaciones impagas desde 2016 ? ¿Tampoco se han enterado que el tamaño del estado, sino se recorta, por lo menos no debe incrementarse? ¿No han oído que el modelo estatista no funciona, que está agotado?
Ya dijo un mal pensado: ¿será que están buscando oportunidades de negocio personal, de grupos, o acciones faltas de transparencia?
Por la época de la noticia, yo espero que sólo se trate de una inocentada o mejor una novelería sobre la que el presidente Moreno, con su estilo, aplique aquello de “ya viejos y noveleros”.
En todo caso, en las circunstancias actuales del país, la propuesta de OCP debe ser agradecida y rechazada.
Quienes dirigen el Ministerio de Hidrocarburos y Petroecuador, con todo profesionalismo, deben centrarse en el incremento de la producción de crudo y no en su transporte que está bien servido.
Al escribir esta nota, viene a mi memoria lo que hace mucho tiempo dijo un americano que trabajó conmigo en el sector petrolero al escuchar los sabios criterios de un analista que a la fecha seguramente estará a favor de la compra del OCP y que en esos momentos opinaba sobre el SOTE: “¿Sabrá este hombre, si el hueco del tubo del oleoducto, va por dentro o por fuera?