Los adelantos en la informática, facilitan las cosas y la tramitología burocrática, a excepción de nuestro país.
Ingresar a la página web de las instituciones públicas, constituye una pérdida del tiempo, por horas o por días, desvirtuándose el principio de las modernidades tecnológicas y vayan a saber cuál sea el motivo.
Esto de hacer el trámite, una parte, por Internet y otra en persona, complica a los usuarios, quienes además de lo dicho, debemos hacer colas interminables y tomar el turno y al llegar, por fin, al respectivo burócrata, muchas veces la respuesta, no es la buscada y nos toca un ‘borra y va de nuevo…’.
Hay casos, cuando se accede al empleado público, el usuario se encuentra con la ingrata noticia de que los procedimientos cambiaron (…) de la noche a la mañana y sin previo aviso y ahí es cuando ‘arde Troya’, como si el tiempo no valiera.
En materia de juicios, con alguna excepción, el problema es multiplicado por cien. Las entidades públicas deben definirse, si los trámites se hacen en su integridad por Internet o en forma personal, porque las mezclas matan, una parte a pie y otra en auto.