El sábado 16 de abril del 2016, a las 18:58, se produjo un sismo de 7.8 grados que se sintió en todo Ecuador y afectó en particular a Esmeraldas, Manabí y Guayas.
Solidario con la tragedia, esta carta está dedicada como homenaje póstumo a las víctimas mortales, a sus familiares y seres queridos, son más de 659 fallecidos reconocidos oficialmente. Algunos cuerpos todavía yacen enterrados entre toneladas de escombros que no pudieron ser removidos.
El Presidente de la República decretó 8 días de luto nacional por las víctimas y propuso medidas económicas urgentes y extraordinarias por un año para superar la catástrofe y empezar la recuperación, reconstrucción y albergue de los damnificados que según las autoridades superan las 25 000 personas. Lo positivo de la catástrofe es conocer que los ecuatorianos tienen un espíritu solidario que se conduele de las tragedias de sus semejantes. Así lo evidenciaron los medios de comunicación. No faltó colaboración de la ciudadanía con donaciones de alimentos, enlatados, ropa, agua y depósitos de dinero en las cuentas oficiales, lo malo que la distribución de las donaciones se demoran en llegar a los damnificados que en verdad las necesitan. Existen instituciones que descartan las donaciones especialmente la ropa y las arrojan a terrenos baldíos como basureros. Además, ciertos políticos y politiqueros quieren valerse del trágico suceso para establecer sus planes electoreros y económicos que los beneficien en 2017. Estos serían los “suertudos” o “los vivos” del terremoto.