La opinión pública que piensa que los antitaurinos manejamos doble moral, por comer carne y usar ropa de cuero, debe reflexionar sobre la inmensa distancia que hay entre el uso reglamentado y moderado de los recursos obtenidos del ganado bovino -a veces de manera inevitable, como con los zapatos- y cualquier forma de violencia contra los animales con carácter de espectáculo con o sin réditos económicos.
Decir que los ecuatorianos que rechazamos las corridas de toros y a la vez consumimos carne de res somos hipócritas es tan sesgado como tachar de hipócritas a quienes se oponen a la tala indiscriminada de bosques y consumen ensaladas.
Hoy, la tecnología ha avanzado a tal punto que la muerte del animal destinado a la alimentación u otros fines no “recreativos” es lo menos dolorosa posible, situación a la que no nos oponemos. El equipo de consumidores-racionales-de-ganado-bovino no es el mismo que individuos-defensores-de-tortura-y-asesinato-de-los-toros-con-fines-recreativos-y/o-comerciales.