En junio del año anterior, el Concejo Cantonal de Riobamba, mediante ordenanza, aprobó el alza de pasajes en los buses urbanos, de 0,25 a 0,30 centavos, y a cambio se pidió a los dirigentes de la transportación y dueños de las unidades públicas, que se mejore el servicio a la ciudadanía.
Ha pasado casi un año de esta inconsulta, apresurada y unilateral decisión de la actual administración municipal, y la situación en vez de mejorar, sigue empeorando, porque las quejas y reclamos de quienes viajamos en estas unidades de transporte público sobre el maltrato, irrespeto y desconsideración que recibimos, son el pan nuestro de cada día, sin que las autoridades competentes, hasta el momento, hayan actuado con responsabilidad asumiendo el compromiso de velar por la seguridad, tranquilidad y comodidad ciudadana.
Los conductores de buses urbanos irrespetan las señales de tránsito, se estacionan donde más les conviene, improvisan las paradas, llevan pasajeros por encima de la capacidad permitida, incumplen el horario de circulación y cambian de ruta cuando quieren; convierten las calles de la ciudad, en pistas de carrera, y la tan anunciada renovación del parque automotor, hasta el momento no se cumple.