El país entero conoce su trayectoria, su personalidad humilde, pero firme en sus convicciones, rodeado de una áurea resplandeciente, que brilla con luz propia, porque su vida fue dura, desde aquel accidente que sufrió; pero eso no ha amilanado su espíritu, sino al contrario, se ha fortalecido su carácter, nos ha enseñado a sonreír aunque el día esté nublado y a perseverar en su lucha, no solo por Usted sino por aquellos desvalidos que claman por justicia y equidad. Usted, licenciado Moreno, ha llegado a la más alta dignidad, sin haberlo buscado, y estoy seguro sin haberlo soñado; pero lo más admirable es, que lo está haciendo con mucha sabiduría, humildad y paciencia, no prometiéndoles sino ayudándoles a sobrevivir, con la esperanza de sacarles una sonrisa como la suya y no una lágrima que cae al vacío. Siga en su noble trabajo que el pueblo le agradecerá.