Respecto de la carta del ciudadano Lenin Aucatoma que se publicó este lunes sobre mi artículo anterior, deseo hacer las siguientes precisiones:
Pese a su escepticismo, practicamos el respeto a la opinión ajena y por ello se publicó la carta.
Como escribo en el primer párrafo, respeto todas las opiniones ajenas, incluso las equivocadas y por ello tengo el derecho universal y constitucional a que el resto también sea respetado.
Si haría un seguimiento imparcial y no identificado con la actual administración, encontraría que acostumbro a anteponer las cosas positivas y he destacado en múltiples ocasiones varias acciones y obras actuales. Lo que no se puede ocultar con un dedo, y de lo que nada dice, es la galopante corrupción, que también señalamos en el pasado, que existe como los casos de la valija diplomática con droga y el caso del banco Cofiec, en manos del Estado, y los 800 mil dólares entregados al señor Duzac sin garantías.
En el artículo hago una autocrítica al ejercicio periodístico y los errores que como seres humanos podemos cometer, pero reclamo que no se puede meter a todos en el mismo saco, como se evidencia en la actualidad.
No soy actor político sino periodista con 35 años de trayectoria que el país me conoce.
Cómo hubiera sido bueno que aparezca antes y cuestione, durante gobiernos y crisis anteriores, la actuación periodística y no olvide el aporte que han dado los medios a través de la historia reciente.
Cordialmente le recomiendo que no se puede hablar a nombre de todos los ecuatorianos, como hace, cuando la Constitución vigente, artículo 66, prohíbe dirigir peticiones a nombre del pueblo.