Eso ha sido Venezuela para Fidel Castro desde el inicio de su Revolución debido a su enorme riqueza petrolera y mineral. A principios de los 60 le propuso a Rómulo Betancourt, presidente de Venezuela (1945-48, 1959-64) ser aliados en su cruzada en contra del “Imperio”. Betancourt rechazó la invitación y se convirtió en el mayor aliado de los EE.UU. en la región. Según varios autores, ¡Fidel ni perdona, ni olvida, jamás! Así que, Betancourt se volvió su “target” más odiado. De ahí que, no es extraño que en 1992 Hugo Chávez protagonizara el golpe en contra de Carlos Andrés Pérez, quien fue ministro del Interior de Betancourt y, como sostiene Brian Latell, autor de ‘Los secretos de Castro’, es muy probable que con la ayuda de los Castro. La evidencia sugiere que dos años después, al salir de prisión, Chávez fue huésped de Fidel en varias ocasiones.
¿Viajó a La Habana a recibir entrenamiento y adoctrinamiento? Es muy posible. Lo cierto es que con Chávez, gracias al petróleo y los petrodólares venezolanos, el Régimen castrista se mantuvo en el poder y la enclenque economía cubana a flote durante los últimos 14 años. Es entonces de vital importancia para los Castro que Maduro, otro “hombre de La Habana” gane las elecciones este 14 de abril. Para Fidel y Raúl, 50 años después, Venezuela sigue siendo la Reina sobre el tablero. El resto de aliados, simples peones. Tomo la frase del libro de Latell.