Una reciente alocución del Presidente de la República en una ceremonia castrense nos brindó una nueva perla; inmediatamente luego de desconocer la legitimidad y el apoyo popular a los organizadores de marchas y paros en contra de su Gobierno arengó a los uniformados con la frase “a combatir sin esperar recompensa”.
¿Combatir a quién? ¿A los indígenas que marchan hacia Quito, a los trabajadores que anuncian el paro nacional o a los opositores políticos que no le dan tregua?
Preferible pensar que se trató de una desafortunada coincidencia, porque sería inaudito que las FF.AA. combatan al pueblo desarmado. Coincidencia o no, mejor moderar el lenguaje y desarmar las conciencias y así evitar trágicas consecuencias.
El escritor francés Antoine de Rivarol en el siglo XVIII nos previno con una frase más afortunada: “Las opiniones no se deben combatir sino por medio del raciocinio. A las ideas no se las fusila”.