Cuando creíamos que había terminado nuestro suplicio de la publicidad oficial, el señor Alcalde y su Concejo han decidido martirizarnos nuevamente con un torrente publicitario, político electoral, para vendernos la idea de que Quito es una ciudad grande.
Nos asaltan serios cuestionamientos: -¿Será signo de ciudad grande el querer convertir a un acto de profunda fe católica como la procesión del Viernes Santo en una comparsa del Quito que queremos? -¿Será sinónimo de ciudad grande el vivir en un Quito completamente caotizado, inseguro, peligroso, mal conservado, donde se inician obras sin ton ni son y nunca se sabe de su terminación porque los plazos se amplían una y otra vez con una total falta de respeto y consideración para la ciudadanía? -Tendremos que hacernos la idea de que el estar en ciudad grande significa disponer de un aeropuerto casi inaccesible que no puede operar regularmente por falta de inversión de equipos de ayuda para operar bajo neblina, condición conocida y común en Tababela, con un 28% menos de área de pasajeros que el aeropuerto de la ciudad de Guayaquil, con ocho ‘counters’ de servicio menos que el antiguo Mariscal Sucre (ver revista The Economist abril4/2013 Quito new airport).
Quizás lo que debemos plantearnos los quiteños y quiteñas, es si Quito realmente es una ciudad grande, o si solamente Quito les quedó demasiado grande. Cosas de la revolución ciudadana.