El Servicio de la Autoridad Nacional de Tránsito es un desastre. Estuve 4 horas en la Agencia de la calle Cordero, para poder hacer el traspaso de propiedad de un vehículo.
A las 14:05 del lunes, de seis módulos de trabajo, solo había un funcionario trabajando.
Pero el problema no pasa solo por el poco número de funcionarios, sino por el local, ya que el público está apiñado.
Urge una reingeniería de procesos, cómo es posible que se pidan dos certificados de no existir gravámenes, uno de la ANE y el otro del Registro Mercantil, y para colmo se debe pagar por los dos. Cómo es posible que se pida la matrícula 2011 y el pago. Si uno ya tiene la matrícula en mano, ¿no se presume que ya se pagó?
Esta dependencia demuestra que en las oficinas públicas el sentido común no funciona.