Se ha creado una nueva figura de defensa del reo al sostener a rajatabla la frase sacramental de que “No hay prueba”, cuando se ha establecido con sobra de argumentación jurídica de que en el caso del ex vicepresidente Ing. Jorge Glas, existe indicios directos, graves, unívocos, concordantes que ha llevado a los jueces de la causa a emitir sentencia condenatoria con el máximo de la pena contemplada para el delito de asociación ilícita para delinquir.
Este caso debe ser de lejos, en tiempo y recursos el juicio más costoso para el Estado si consideramos las horas que se han empleado solamente en este juicio, ora atendiendo los continuos y muchas veces improcedentes recursos planteados por su defensa, ora desatendiendo las demás causas de competencia de la Corte.
Para el ciudadano común, que no está familiarizado con estos menesteres puede ser que pase esta rueda de molino de que el encausado es víctima de una persecución política, pero por sentido común se colige que ante la tozudez del acusado para no admitir su culpabilidad evidente, está la prueba incriminatoria que no admite duda.