En matemáticas algunas operaciones tienen una propiedad conmutativa, es decir que el orden de los factores no altera el producto. La sociología al igual que la politología han demostrado que practicar la conmutatividad en estas áreas es un gravísimo error, y esto es justamente lo que hacen ciertos gobiernos.
Ejemplo: El primer objetivo de un padre para con su hijo es el de proveerle educación, ya que de esta forma se maximiza la probabilidad de que consiga un trabajo o emprenda un negocio que satisfaga sus necesidades. Luego, si el padre tiene posibilidades, podrá proveer bienes que ayuden a su hijo a salir adelante. Pero si alteramos el orden de estos factores, existe una probabilidad muy alta de que el resultado cambie; es decir si el padre primero satisface todas las necesidades de su hijo sin dejar que él mismo las consiga, estará coartando su instinto de superación y el resultado será el de un hijo siempre dependiente.