El periodista y profesor universitario Miguel Urmeneta recoge las reflexiones de un variado número de periódicos europeos sobre el valor de la verdad a raíz del éxito de campañas políticas basadas, aunque sea parcialmente, en mentiras flagrantes. Cita como ejemplo el acceso de Trump a la candidatura presidencial en EE.UU.y el éxito del Brexit en el referéndum de Gran Bretaña.
Entre otras reflexiones, se refiere al artículo de Katharine Viner en The Guardian, donde se rescata el concepto de políticas de la pos verdad (post-truth politics). Si bien la mentira ha existido siempre y los políticos la han utilizado, Viner señala que la novedad ahora consiste en que ha desaparecido la vergüenza: se reconoce que se ha mentido, como si tal cosa, y no pasa nada. El público lo acepta sin problemas. El debate sobre la posverdad ha encontrado eco en otros medios pues, como dice Urmeneta, pone sobre la mesa la estructura básica de nuestras democracias e invita a considerar los cambios que ha sufrido en los últimos años. Resalta además la importancia significativa que ha adquirido entre los políticos el discurso emocional. La estrategia consiste ahora en conectar con la gente emocionalmente. No importa el medio, aunque sea postizo, para suscitar conmoción, remover los sentimientos y apelar a lo que más interesa. La estrategia consiste en excitar a las gentes. No se tiene en cuenta ni la veracidad de las informaciones ni el enfrentamiento de las opiniones.
Esta política de la posverdad es posible gracias a la pérdida de confianza en las instituciones y los cambios profundos en la forma en que las informaciones llegan al público: las redes sociales. La verdad es cada vez más volátil por la inmediatez de la comunicación, pero además se da a la verdad un carácter banal.
Estos análisis corresponden, letra por letra, a lo que ocurre entre nosotros, gracias a los mensajes compulsivos que nos inundan en esta precampaña electoral. ¡A mentir y mentir que siempre algo queda¡