Mi hermoso país Ecuador, hasta hace unos pocos años era un oasis de paz, donde vivíamos con pequeñas angustias propia del convivir diario. Pero vivíamos tranquilos y en armonía.
Siendo uno más de los ecuatorianos que no tenemos voz, escribí varias veces al diario EL COMERCIO a Cartas al Director, las mismas que fueron publicadas.
En todas ellas hice un llamado de atención al gobernante de turno y algunos funcionarios públicos, por algunos asuntos de la política nacional.
Mi madre una anciana de 83 años, me llama angustiada el fin de semana, que se ha enterado por otros familiares de mis cartas, a pedirme desesperada que no vuelva a enviar otra carta mas, porque alguien que se sienta aludido, podría tomar represalias contra mí o alguien de la familia. No es justo vivir con temor, por pensar diferente.
Pero primero está la tranquilidad de mi madre. Dentro de muy poco vendrán épocas nuevas, donde sintamos y comprobemos que tenemos libertad y seguridad jurídica en donde se respeten nuestros derechos también y no únicamente del partido político imperante. Vendrán días mejores.