Son fundamentalmente los presidentes populistas quienes se han empeñado y persistido en querer permanecer en el poder por muchos años más de los que ya han gobernado, y vaya que lo han conseguido; tal es el caso de Chávez en Venezuela; y, junto a él, también han optado por introducir reformas en este mismo sentido en la nueva carta magna de sus respectivos países: Evo Morales en Bolivia, y, como no podía ser de otra manera, Correa en Ecuador.
Los ciudadanos demócratas han advertido claramente sobre la total inconveniencia y el tremendo peligro que presuponen los mandatos indefinidos, porque vienen a ser, de hecho, el caldo de cultivo de muchísimos y variados actos de corrupción.