A mis 18 años me sorprende profundamente que, después de años de educación en la escuela, en el colegio y en la casa, ahora una Ministra con una firma decida que no tengo inteligencia y voluntad, que soy como un animal, que no puedo controlar mis impulsos, que pesa más la piel que la razón. Al expender la pastilla del día después, el Gobierno está anulando nuestra inteligencia, nos está poniendo a la altura de un animal en celo, está ignorando nuestra dignidad humana, está aprobando una forma de asesinato y le está haciendo un inmenso daño a la mujer. Lo único que esta pastilla está logrando es promover la promiscuidad, quitarle el inmenso valor que debería tener el sexo en la pareja, está degradando el amor, y creo que hablo en nombre de todas las mujeres del Ecuador al decir ¡no lo voy a permitir!