Es lamentable que el presidente Correa haya tratado de aprovechar desde su discurso de bienvenida la visita del papa Francisco. Su discurso de más de 12 minutos, de corte político, contrastó con el evangelizador de Su Santidad, de no más de 6 minutos.
Puso en su discurso, Correa, palabras del Papa con significados políticos diferentes, tanto que el mismo Francisco le llamó la atención cuando le dijo que muchas veces, tal vez demasiadas, hizo referencia a su pensamiento. En su respuesta, el Papa fue claro en manifestar que no se debe excluir a nadie cuando de construir y dialogar, se trató de un discurso de unión y paz. Pero luego el Papa ha sido mucho más claro, no se admiten los liderazgos únicos, los personalismos, los descartables del diálogo, se construye la unidad en la diferencia y se escuchan todas las voces. Ojalá que el Presidente haya escuchado los mensajes que entre líneas le dejó al papa Francisco. No es, como dice el gobiernista (exgutierrista) Virgilio Hernández, a quien solo le falta decir que el Papa es de los que cree en el socialismo del siglo XXI. ¡Qué fatuidad y error! Es todo lo contrario, el Papa lo que ha dicho es que se evangeliza creando puentes, una perfecta analogía política. Como dijo el diario El Mundo de España: “Correa recibe al Papa con un discurso político y el Papa le responde con doctrina”, pero la sabia doctrina del evangelio no de teorías noveleras como la del siglo XXI,que lo único que ha hecho es fomentar el personalismo y liderazgo únicos, que tanto daño hacen a la democracia. Muchos son los mensajes del Papa para nuestro gobernante pero el más importante es el que él y la Iglesia siempre estarán con los pueblos que se levantan con dignidad para luchar por sus derechos. Bravo, Su Santidad, queda claro el derecho que tenemos los ciudadanos para protestar y estar en desacuerdo con las políticas de un gobernante que, creemos, se aleja del beneficio popular y solo crea nuevas élites políticas, sociales y económicas. Sr. presidente Correa, o usted oye al papa Francisco en su verdadero discurso o seguirá oyendo el grito de la calle y de los ecuatorianos, que no queremos liderazgos únicos y permanentes. Santo Padre, nuestra gratitud de toda la vida por la claridad de su palabra, su guía espiritual y por ser la verdadera opción de los pobres, sin dádivas sino creando fuentes de trabajo y riqueza.