Todo lo que se interpone al Sol que está en el horizonte refleja su propia sombra. Y hay sombras buenas y sombras perversas. Y entre las segundas se encuentra el odio racial que intenta reflejar la supremacía del origen de un ser humano con respecto a otro. Impávidos ante ese comportamiento se encuentran las sombras del hombre cobarde que sin embargo de estar en desacuerdo nada dice.
Y por allí se encuentra la sombra el odio racial en su máxima expresión, la del hombre que pudiendo influenciar por su posición ante los demás no se manifiesta en contra.
Ésta es la más oscura de todas, las sombras del odio que oscurecen el convivir de la humanidad y pueden iniciar nuevamente las guerras para defender el color de la piel.