La prensa divulga que Colombia, con aprobación del Consejo Nacional de Estupefacientes asumida el 26 de junio, reiniciará el uso del glifosato en la frontera con Ecuador para combatir la coca. Según dicen realizarán fumigaciones con drones, aparatos que vuelan a baja altura al contrario de los aviones, y así “evitarán la dispersión del veneno”. El glifosato es un herbicida que no perdona la vida a ningún vegetal, los mata a todos, y como para que sea más potente lo mezclan con otro químico más agresivo (Polioxietilamina) y así se consigue un efecto destructivo mayor. Teóricamente el objetivo es acabar con los cultivos colombianos de coca los cuales según los EE.UU. sobrepasan ya las 200 000 hectáreas. El glifosato ataca a las vacas, peces, aves, causándoles mortales estragos. La OMS reconoció que en el ser humano produce cáncer de hígado, páncreas, riñón y ganglios. Se ha reportado Parkinson y otros desórdenes neurológicos y lesiones dolorosas de piel, estómago e intestino. Causa alteraciones de los cromosomas e infertilidad por descenso de estrógenos y progesterona, además de retardar la adolescencia masculina.
Estos efectos han sido reportados por estudios argentinos, colombianos y ecuatorianos y pese a ello se reincide en su peligroso uso. Este químico no reconoce la línea de frontera, se dispersa en un radio de 10 km desde el sitio de su lanzamiento, permanece activo hasta un año y se filtra por el suelo pudiendo acabar con el agua potable. Han surgido tipos de malezas que han adquirido resistencia genética al glifosato, convirtiéndose en súper plagas que exterminan a otras plantas vecinas. Ante esta amenaza el Gobierno del Ecuador debe pronunciarse con urgencia y rechazar enérgicamente su nocivo uso que amenaza la vida y medio ambiente de los ecuatorianos, conque adicionalmente los traficantes simplemente cambian el sitio de cultivo de la coca y todo queda en una gran tragedia biológica.