Nuevamente la OEA se reúne para tratar la situación político-social en la Venezuela del chavismo.
Un muerto por día es el saldo de la represión al pueblo que protesta en las calles, porque es el único reducto que les queda para intentar parar el despropósito del gobierno venezolano por mantener el sistema político del control de todos los poderes que le son afines incluidas unas Fuerzas Armadas entregadas conjuntamente con grupos armados paramilitares a obedecer las órdenes de disparar por el socialismo. Hasta la fecha son cincuenta los muertos de distintas maneras, todas debido a la represión.
En ausencia de un poder eficaz como la Asamblea Nacional recuperada por la oposición en elecciones y desde donde se podría exigir elecciones libres de manera política no quedaba más que salir a las calles luego de que el Tribunal de Justicia de Venezuela suprimiera su existencia por pedido expreso del presidente Maduro que se ha negado a que se realicen. Para el engendro castrista en Venezuela no se debe permitir que la disidencia obtenga espacios políticos reservados al chavismo y para ello se justifica la represión.
Parece que el olor a muerte en la OEA no es suficientemente fuerte para que los países miembros reaccionen. A algunos les gusta el hedor.