Ha sido una muy común y mala práctica de muchos presidentes, o posiblemente de todos, el favorecer a parientes y amigos otorgándoles cargos importantes en el entorno de sus gobiernos, haciéndolos por consiguiente parte activa de la burocracia del momento.
Este favoritismo se lo conoce como nepotismo y prácticamente no hay Gobierno o gobernante que no la haya practicado en determinada ocasión, habiendo merecido siempre el rechazo de la ciudadanía por considerarla una falta de ética.
El Gobierno actual no se ha alejado de esta práctica y es así como, según lo puntualiza EL COMERCIO en su edición de sábado 12 de noviembre, existen cinco familias emparentadas en el Gabinete, primos, hermanos, cónyuges etc., y amigos que no se los conoce pero que posiblemente existen. Esta circunstancia a más de las “cracias” ya conocidas como democracia, burocracia, partidocracia, meritocracia etc, da origen a las nuevas ‘cracias’ como parentocracia, familocracia, amigocracia, cosa que deja ver claramente que hasta el diccionario político “avanza”