La refinería del Pacífico nunca debió construirse en Manta. Digan lo que digan los directivos de la refinería que todo va a estar bien, que no va a afectar el turismo ni el medioambiente, la realidad es otra, pues justamente se escogió el lugar equivocado, cuando en Manabí tenemos mas de 300 kilómetros de playa, se la ubica cerca de Pacoche, el único bosque seco que está muy cerca de Manta, afectando también a las áreas residenciales que crecen cada día más con la construcción de urbanizaciones y edificios de departamentos para viviendas. Los manabitas nos sentimos engañados por tanta oferta de trabajo y mejoras. Tal vez el Presidente tuvo la mejor intención de favorecer a Manabí con esta obra, pero solo el tiempo nos mostrará que Manta dejará de ser puerto comercial para ser petrolero y dejará de ser turístico, pues sus playas y el mar estarán contaminados. Una guayaquileña, Martha Roldós, fue la única que mostró su oposición a instalar la refinería en Manta, pero los manabitas seguimos siendo ingenuos, confiados y desunidos, he ahí la razón para que sigamos rezagados.