El inicio de negociaciones comerciales con Corea del Sur deja entrever un giro en la política de apertura comercial por parte de Ecuador, lo cual es positivo, puesto que en estos nueve años de gobierno ha sido prácticamente nula.
La negociación es importante y necesaria. No solo por la oportunidad que se abre para mejorar el acceso a ese mercado para productos que se pueden exportar en mayor volumen o para otros nuevos que podrían exportarse al eliminarse las restricciones arancelarias y no arancelarias, sino también porque permite igualarnos en oportunidades de acceso al mercado coreano con Colombia y Perú, que ya suscribieron un acuerdo con Corea del Sur.
En el caso del Perú está vigente desde el 2012 y en el de Colombia está por entrar en vigencia.
Es probable que en un futuro no muy lejano, el intercambio comercial con Asia Pacífico se sustente en una negociación entre bloques regionales como fórmula para atender la demanda originada en una población que supera los 1 500 millones de seres humanos, cuya demanda de alimentos será difícil atenderla desde uno solo de nuestros países, lo que acredita la necesidad de planificar la negociación de una oferta conjunta entre Colombia, Perú y Ecuador.
Con esta idea se conformó en el 2007 el llamado Foro ARCO del Pacífico Latinoamericano, cuyo objetivo primordial fue fortalecer este bloque a través de la liberación del comercio entre sus miembros, desarrollar sus ventajas comparativas con un mecanismo novedoso de “acumulación de origen” y prepararlo para una eventual negociación con el Bloque del Asia Pacífico.
Esta ambición visionaria feneció y dio paso a lo que es la Alianza del Pacífico, de la cual Ecuador, lamentablemente, desistió de ser parte, en el 2011. Aplaudimos esta iniciativa, a pesar de que se realiza en la etapa final de este Gobierno.