Duele ver, como hincha y socio, cómo un club nacido de Fuerzas Armadas, que consiguió grandes logros bajo su égida y que se ganó el cariño popular, hoy por hoy deambula en posiciones secundarias en manos de la misma entidad que lo engendró.
El General Manjarrez luchó tanto por mantenerse en la directiva a pesar de la fuerte oposición, ya que hubo cuatro candidaturas más en la elección de noviembre 2017 y a pesar de que ganó -pese a cuestionamientos graves ya que muchos civiles no estábamos empadronados-; hasta la presente no evidencia la gestión en marketing deportivo y gestión financiera para sacar al club de un ostracismo deportivo que hoy por hoy pasa factura: Ausencia de contrataciones, partida de valores que surgen de cantera, caída en asistencias, caída en ranking de popularidad, caída total en logros deportivos, etc. ¿Para esto buscó la reelección con una confusa elección? ¿Qué quisieron las FF.AA. al permitir que el Gral.
Manjarrez siga presidiendo el Club? ¿Cuál es el papel o agenda oculta para desaparecer a la institución? Los hinchas no dejamos de sorprendernos, ya el estupor nos convoca a mirar con masoquismo cada domingo vergüenzas consecutivas. ¿Por qué tanta indiferencia de la institución que dio nacimiento al club? ¿Es preciso resistir cuatro años más de mediocridad en gestión? o ¿es mejor dar paso a una candidatura única que pueda emerger al Club y adelantar elecciones?