Sucedió el pasado viernes. Evidencia de una ciudad llena de psicopatías de aquellos que, por tener vidas frustradas y complejos de inferioridad, tienen comportamientos criminales y patológicos al volante. Nada que ver con ciudades en los EEUU, Europa y Japón, donde la gente tiene el honor de respetar al que comparte la vía y saberse digno del mismo respeto. ¿50 km por hora para livianos y 40 para pesados? Hazmerreír de leyes que nadie respeta, mientras que el que intenta acatarlas sale vilipendiado por gente abusiva y sin cultura. Usar las luces intensas y el pito para abrirse paso, acelerar haciendo fintas para rebasar y ganar un par de metros a toda costa, todo para frenar a la fuerza una cuadra más allá en el semáforo rojo. Este comportamiento es típico de una proporción significativa de quiteños que parecerían no tener la capacidad para entender que los costos y riesgos no pagan los dos minutos que se ahorran a su destino.