Quién de nosotros no ha tenido momentos de crisis, aquella terrible experiencia donde la nostalgia nos agobia y añoramos los recuerdos del pasado, el miedo a la libertad acepta eludir la responsabilidad permitiendo nuevas formas de dependencia y sumisión que intensifican los momentos de angustia que dejan secuelas muy difíciles de borrar. La crisis es una oportunidad que todos tenemos en la vida para reivindicarnos, salir adelante, adaptarnos a otras circunstancias y replantearnos nuevas estrategias, salir de la angustia y la depresión no es nada fácil pero tampoco imposible y a veces se requiere de mucha ayuda, encerrarse en sí mismo solo ahondan los problemas y se cometen más errores. Desterrar las noticias negativas, irónicas, contaminadas o perversas evitará que el desaliento invada nuestra personalidad. “No hay problemas pequeños hay personas pequeñas que crean grandes problemas”, un escándalo cubre otro, una mentira oculta otra y la estrategia funciona haciendo más grave la crisis, si el círculo se mantiene el pensamiento se prepara únicamente para generar conflictos que nunca terminan.