El promedio de los miembros de una familia ecuatoriana cuyo padre es un jubilado, que recibe pensión del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), es de aproximadamente 4 personas aptas para votar. Si se contabiliza que más o menos es una masa de unos 400 000 jubilados, tendríamos un total de 1 600 000 votantes.
Hago estas consideraciones por cuanto si en esta fecha hubiera comicios para elegir al Presidente de la República, este señor o señora tendría un grave peligro de perder las elecciones. Dudo mucho que a quien se le quiere tocar su bolsillo, que lo ha defendido hasta con la muerte y vea mermado sus ingresos por esta Ley recién aprobada, vaya a dar su voto por ese candidato. Votará por otro.
Lastimosamente, hay un perverso juego de palabras y de números que se está manipulando, sumadas a declaraciones de un exministro, quien dijo que el Estado sí tiene una deuda con el IESS, mientras otros funcionarios declaran que el IESS está “nadando” (sic) en plata, y que si no hay dinero para pagar a los jubilados, el Estado acudirá con el 40% o menos , o más para completar el valor de las jubilaciones.
Los jubilados ahora están convertidos en unos pobres pordioseros esperando las dádivas del Estado.
Pero, además, se ha llegado a declaraciones audaces de una legisladora quien ha expresado que el dinero del IESS no es del IESS, ni de los jubilados, ni de los afiliados, sino del Estado. Hay ignorancia atrevida y mal intencionada en la historia del Seguro Social.
Esperemos que la tempestad calme, que los ánimos se aquieten, que vuelva la sensatez, pero principalmente que impere el sentido de la justicia y de la legalidad, que se retome al estado del Derecho, pilar primordial de una verdadera democracia.
Espero que los y las asambleístas deben tener en sus hogares a padres, abuelos, esposos, hermanos, y que por lo menos por ellos modifiquen esta ley, ya que no lo han hecho en beneficio de las mayorías a quienes se deben.