El presidente Evo Morales no es santo de mi devoción. Y no lo es no por indígena, que todos tenemos de inga o de mandinga, sino por ser parte de ese grupo de “líderes” del socialismo del siglo XXI que se creen la reencarnación de Dios mismo para gobernar durante todas sus vidas sus países.
Pero he de reconocer que a diferencia de lo que pasa en Venezuela o en Ecuador, Evo Morales -que quiere ser reelecto- plantea una consulta popular para poder reformar la Constitución e ir, si así lo quiere el pueblo, a una reelección más. Eso es todo, presidente Correa, lo que queremos una gran mayoría de ecuatorianos: que sus reformas a la Constitución, a su Constitución, principalmente en lo que tiene que ver con la reelección indefinida se consulten al pueblo a través de un referendo o consulta popular y no por su sola decisión aprobándolas en un congreso o Asamblea que usted domina, como a todas las funciones del Estado.
Mire usted el ejemplo de su amigo Evo que sin tener sus luces intelectuales, aparentemente, tiene a Bolivia en una situación política y económica mejor que la del Ecuador y que es respetuoso con su Constitución y actúa como manda el derecho constitucional lo que obviamente le suma puntos a su quehacer político. ¿Por qué no sigue usted ese ejemplo que se aplaude de Morales? Más aún cuando usted dice tener el 80% de aceptación popular.
No soy nadie en política, sino un simple ciudadano pero le reto, si el concepto cabe, a que usted también convoque a una consulta popular para que ese pueblo que usted dice lo apoya decida su reelección de por vida y así todos tranquilos. Gracias de antemano, señor Presidente.
Otra cosa, frente a esta lección de democracia y constitucionalismo de Morales, en Venezuela, Maduro que no merece ser presidente de ese hermano país, pregona a gritos que si pierden las elecciones parlamentarios y municipales próximas, sería un duro golpe para la “revolución chavista” (¿) y no aceptaría los resultados y pasaría agobernar con los militares.
Vaya barbaridad y entonces ¿para qué las elecciones sino va a respetar la decisión popular? No pierda tiempo y declárese dictador que prácticamente ya lo es para vergüenza de América y el mundo en general. Finalmente, Argentina se juega su futuro democrático el 22 de este mes en un ‘ballotage’ entre el continuismo del desgobierno de Cristina Fernández en la persona de Scioli o un cambio radical de esas políticas fracasadas si triunfa el candidato de centro, el pragmático Mauricio Macri. La mejor de la suertes para los hermanos argentinos y ojalá su suerte y destino cambien con Cambiemos.