El Estado Laico fue instaurado a raíz de la revolución Liberal liderada por Eloy Alfaro en 1895 y a partir del 22 de diciembre de 1906 en que se promulga la Décima Segunda Constitución, en su art. 26 numeral tercero determina que “El Estado garantiza la libertad de conciencia (Entiéndase de libre práctica de culto religioso) a los Ciudadanos Ecuatorianos en todas sus formas y manifestaciones, en tanto estas no sean contrarias a la moral y el orden público.”
Desde 1906 y en lo posterior, todas las Constituciones vigentes han reconocido al Ecuador como un Estado totalmente separado de la Iglesia.
Vivimos bajo la égida de un Estado Laico, pero de amplia y mayoritaria población católica: Bajo ese parámetro debe entenderse la posición de protesta efectuada por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana en relación a la autorización conferida por el GAD Municipal del Distrito Metropolitano de Quito, respecto a la exhibición de una muestra pictórica a la que se ha denominado “El Milagroso Altar Blasfemo” que es parte de la exposición pictórica denominada “La Intimidad es Política”, cuyo contenido muestra claras ofensas para el Dogma Católico, y por ende, es atentatorio a la conciencia Religiosa y Moral de los Ecuatorianos.
Y respecto al tema, vale mencionar la posición de la Iglesia evidenciada en el mensaje pastoral dirigido el 17 de enero del 2015 al Pueblo Católico de Manila durante la visita Pastoral que el Papa Francisco efectuara a las Filipinas: “La libertad de expresión es un derecho humano fundamental que tiene un límite: No ofender, no insultar a las religiones”.