La Ley de Personal de las Fuerzas Armadas, vigente en la época en la que actuaron un grupo de criminales que se hacían llamar Alfaro Vive Carajo, establecía que formaban parte de las Fuerzas Armadas los militares en servicio activo, los militares a disposición, los militares en disponibilidad y los militares en servicio pasivo, grupo al que honrosamente pertenezco.
Esta aclaración es indispensable para afirmar que no se está juzgando a exmilitares sino a militares; por lo tanto se justifica la presencia del alto mando militar en la Corte porque están preocupados por un asunto institucional.
El Fiscal General le recordó al Jefe de Comando Conjunto el juramento que hizo para respetar la Constitución y las leyes. El Fiscal tiene razón porque justamente la Constitución y las leyes de la época obligaban a las Fuerzas Armadas a garantizar el ordenamiento jurídico del Estado que el grupo de delincuentes armados pretendían destruir; las Fuerzas Armadas lo único que hicieron fue cumplir con lo que la Constitución les obligaba.
El Fiscal también le dijo que tuviera confianza en el sistema Judicial del país. Personalmente, no me inspira ninguna confianza un sistema judicial que permite que se condecore a los guerrilleros y se condene a los militares que los combatieron. Con la presencia del Alto Mando Militar en la Corte recuperé la confianza en mis Fuerzas Armadas de las que sigo formando parte, en pasivo.