En la rendición de cuentas del pasado sábado, liderada por el Vicepresidente de la República, Jorge Glas, con emoción me he enterado que el Ecuador es el quinto país a nivel mundial en seguridad energética.
Lo que quiere decir, que se ha corroborado por parte del Consejo Mundial de Energía que existe eficiencia en la gestión del suministro de energía, fiabilidad y suficiencia de su infraestructura; y especialmente sostenibilidad ambiental en su generación.
Sin duda, el gran líder silencioso de ese avance para el país y de muchos otros relativos al cambio de la matriz energética, productiva y de las telecomunicaciones ha sido Jorge Glas.
Primero en su postura de audaz Ministro de Telecomunicaciones (2009) y después de un visionario Vicepresidente de la República (2013), que sin hacer mayor ruido, con su casco y chaleco, ha puesto a todo el país “manos a la obra”, con el objetivo de consolidar proyectos importantísimos, pensados y propuestos por todos, desde que inició la era de la globalización en el mundo, pero quedaron solo en el imaginativo social hasta que en el año 2008 se tomaron acciones planificadas, valientes y sobre todo ambiciosas, que poco a poco vemos volverse realidad.
Por ello, me causa sorpresa y desilusión que un académico como Enrique Ayala Mora haya generado un editorial tan mal intencionado, como el publicado por este Diario el pasado 4 de marzo, haciendo burla del Vicepresidente de la República, y por tanto representante de todos los ecuatorianos; y como ecuatoriana expreso mi frontal rechazo al mismo, ya que remitiéndose a la realidad actual del país, Jorge Glas es el verdadero motor del desarrollo del Ecuador.