Lamentable el incidente entre nuestro Embajador en Lima y las dos mujeres, quienes le acusan de agresión. Pero más lamentable la reacción del presidente Correa al tratar de imponer su voluntad al Gobierno del Perú al negarse a aceptar el pedido de retiro del embajador Riofrío. Es que sea, o no, inocente nuestro Embajador, el Perú pidió su retiro y el Ecuador en aras de mantener las buenas relaciones y mostrar respeto por el pueblo peruano y que el incidente no pase a ser ‘impasse’, debió retirar el Embajador ni bien se conoció la noticia. Lamentablemente, algo que pudo haberse manejado con absoluta prudencia y delicadeza derivó en llamados a consultas de ambos embajadores y en un lío diplomático que bien pudo haberse evitado y todo por querer imponernos sobre la voluntad del Gobierno peruano.