Somos raros, nos comportamos como salvajes. ¿Lo seremos? Espero que no. Tomo como ejemplo a Quito: te topas con conductores de los medios de transporte,mujeres y hombres; conducen, hablan por el celular, bloquean sus oídos con audífonos.
Quito, una ciudad pequeña, es aún poco amigable. En el resto del planeta: el zika, los desplazados por la violencia. Que esos seres humanos sean trasladados, colocados en los países de los cinco continentes. Luego, junto al no tráfico de armas, lograr la paz. Suena utópico, pero lo tenemos que lograr.