Por la conformación del gran aparato estatal, principalmente por el Ministro del Interior; Ministro de Seguridad; Ministra Coordinadora de la Política y por supuesto el Canciller de la República, que habla de todo, está en todo y no sabe nada, más la Policía y Ejército, deberíamos suponer que basta y sobra para un eficiente control y erradicación total de ese mal que agobia a los ecuatorianos que es la delincuencia.
Mas vemos con angustia y desesperación que los tentáculos de este monstruo, cada vez se extienden más y más y este flagelo, desafortunadamente, nos seguirá azotando a lo mejor hasta el día del juicio final, hoy tan en boga, sin olvidarnos, además, que todos los ciudadanos pagamos un valor denominado “ tasa de seguridad”.
¿Se justifica esa inmensa burocracia involucrada, aparentemente, sólo en seguridad? Por supuesto que no, porque vemos con tristeza y preocupación que sus resultados son totalmente negativos, cuando la delincuencia sigue haciendo de las suyas y poco menos que se les ríe en la cara.