La guerra ha sido un conflicto sociopolítico grave, una experiencia que hemos compartido todos los pueblos. Ha sido utilizada como instrumento político para imponer el poder. Es la continuación de la política por otros medios. El Ecuador ha sido víctima y ha sufrido desmembramientos dolorosos a lo largo de nuestra azarosa vida republicana. Basta leer con detenimiento nuestra historia: de límites, golpes de Estado y cambios de gobiernos. La preparación de la defensa y la integridad territorial quedó a la suerte de unos pocos idealistas y patriotas. ¡Nuestra historia es para llorar!
Los ciudadanos que deciden la profesión de soldado saben que se prepararán todos los días para defender a la Patria y que reivindicarán lo que los políticos y la diplomacia han cedido. Por lo que ir a la guerra es un privilegio, un honor, y un deber que compromete a todos los ecuatorianos.
En las guerras han habido grandes sacrificios, acciones que han ido más allá de un sagrado deber. El Estado tiene la obligación, a nombre de todos, de reconocer a militares y civiles, la calidad de héroes-heroínas, veteranos y ex combatientes.
Me parecieron reconfortantes las declaraciones de un dirigente y varios miembros de ex combatientes, en el sentido, de que no les anima interés económico alguno, sino el afán patriótico de que se elabore una lista de verdaderos héroes.